Anécdota de Tin Tan regresando de Acapulco | |
Estimada(o) radioescucha: escucha canciones de Germán Valdés "Tin Tan" en Radio Quelite, la voz musical de México. La siguiente anécdota fue narrada por Rosalía Valdés Julián , hija del incomparable Germán Valdés, en el libro "La historia inédita de Tin Tan", publicado por editorial Planeta en el año 2003. Empezaba a darme cuenta de que tenía un papá famoso porque su foto aparecía en los periódicos y la casa siempre estaba llena de gente. Recuerdo los nombres o sobrenombres de algunos de los que iban todos los días: Tellitos, Artemio, Chava Godínez, Zamorita, el Chocolate, el Cheves, mi tío Cristobal, el Sapo, el Sabio. Mi papá les daba dinero, pues de alguna manera todos le trabajaban. Fungían como choferes, secretarios, mozos y quién sabe qué más, y todos se sentaban con él a la mesa a tomar coñac del mejorcito.Me acuerdo del último, el Sabio, porque un día que festejaban que éste le había traído su Porsche alemán comprado en Estados Unidos a mi papá, recordaban con risas cómo había sido que lo conoció.Veníamos de regreso de Acapulco en el Cadillac negro. Eran cerca de las cuatro de la tarde y mi papá decidió parar en Chilpancingo a poner gasolina. En lo que el coche cargaba, nos dimos cuenta de que había un señor acostado en el piso, junto a la pared, en una parte techada de la gasolinera. Se apretaba el estómago y se quejaba. Mi papá lo vio y no dijo nada. Lo oyó quejarse y le preguntó al que nos servía gasolina si sabía qué le pasaba a aquel hombre. El empleado sólo dijo que parecía que estaba enfermo y pedía un doctor. Mi papá esperó, y al ver que nadie lo ayudaba, se echó en reversa y cuando lo vimos de cerca me puse a llorar. Por la ventana mi papá le preguntó: "¿Que tienes, que te pasa?" El hombre, de unos treinta años, trató de dar respuesta, pero en su rostro podía verse que era terrible su dolor de estómago. Mi papá abrió su puerta y le dijo a mi mamá: "Me lo voy a llevar a México". Mi mamá trató de detenerlo preguntándole algo, pero antes de terminar la pregunta mi papá ya se había inclinado para recoger al hombre y cargándolo lo depositó en la cajuela del Cadillac. Luego vino a la ventanilla, nos pidió una de las almohadas que llevábamos y la colocó bajo la cabeza del hombre, también se quitó la agujeta de un zapato y amarró la cajuela de modo que quedara entreabierta para que entrara aire. Luego subió al coche como si nada y arrancó.No dejé de llorar hasta que llegamos a México, y es que todos podíamos oir los quejidos, que no cesaron ni un momento. Mi papá se detuvo en el primer anuncio de hospital que halló y tras estacionarse pidió ayuda para bajar al hombre y nos dejó en el coche. luego supimos que el hombre traía reventada una úlcera que, de no haber sido intervenida, como ocurrió esa noche, hubiera muerto. La mamá de el Sabio le estuvo llevando flores a mi papá todas las semanas durante cinco años. Lo llamaba san Germán pues, decía: "usted le salvó la vida a mi hijo". |
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Anécdota de Tin Tan regresando de Acapulco
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