Texto escrito por Luis Alfonso Valdés.
En la Península de Yucatán, en México, la celebración del día de Muertos es algo diferente al del resto del país. Aquí se le denomina, en lengua maya, Hanal Pixán o Comida de las Almas y dura, prácticamente, todo el mes de noviembre, aunque los días principales son el 31 de octubre, 1o. y 2 de noviembre.
Se explica que las personas que mueren no se van definitivamente, su alma sigue presente, principalmente en los días de muertos en que regresan a sus casas, con permiso del Creador, para "saborear" los platillos que sus parientes les han preparado y estar con ellos todo este mes.
Los fieles difuntos arriban a su cita anual con familiares y amigos, para ser honrados después de haber recorrido el camino que una vez se los llevó, pero que ahora los conduce al "Hanal Pixán".
El primer día, 31 de octubre, se dedica a los niños y le llaman U Hanal Palal, o Comida para los Niños. El segundo día, 1 de noviembre, está dedicado a los adultos muertos y le llaman U Hanal Nucuch Uinicoob, o Comida para la Gente Grande y el tercer día es el U Hanal Pixanoob Comida para todas las Ánimas.
En Yucatán se celebra también la Octava de la Fiesta, o sea, todo se vuelve a repetir a los ocho días, y el día 30 de noviembre se despiden a las almas de los difuntos poniendo en la mesa o altar de muertos las mismas ofrendas pero unas envueltas o preparadas para llevar. Pues se considera que las almas, después de comer, partirán y se llevarán los alimentos envueltos o cerrados para su largo retorno al más allá. Hemos de mencionar que de las ofrendas consistentes en comida, panes y frutas, las almas solo disfrutarán de la "Esencia" del alimento y así mismo sólo la "Esencia" se llevarán.
Los altares en esta región son un poco más sencillos, pero no menos abundantes en cuando a viandas, frutas, dulces y bebidas. Sin faltar los aromas del incienso, de arreglos florales, hierbas aromáticas y las velas, blancas para los adultos y de colores para los niños.
Se acostumbra, principalmente en el interior del Estado de Yucatán, que los niños usen durante esos días una cinta de color rojo o negro en la muñeca derecha, a fin de que las ánimas los identifiquen y no se los lleven.
También se acostumbra amarrar a los animales de la casa, a los perros sobre todo, porque podrían ver a las ánimas e impedirles el paso hacia el altar.
Las casas deben estar siempre limpias y sin trabajo pendiente (como hacer las tortillas, por ejemplo). Se cree que si algo faltó por hacerse, las ánimas llegarán y realizarán el trabajo pendiente, lo que sería un descortesía, como lo cuentan las leyendas alusivas a estos olvidos o a la negativa de festejarlos por no creer en ellos.
En la Ciudad de Mérida, Yucatán, nuestra Capital Política y Cultural, se representa la leyenda de la llegada de las ánimas o almas con el llamado Desfile de las Ánimas, en la noche del 31 de octubre, en la que miles de personas disfrazadas de calaveras parten en formación del Panteón Municipal portando velas, flores y con cánticos que con mucho misticismo y respeto, por la memoria de nuestros familiares ya fallecidos, entonan dirigiéndose a la Plaza Principal en donde se desarrollará un festival de Bienvenida.
En el resto del país también es famosa la celebración yucateca porque aquí se confecciona un platillo principal que solo en estas fechas se elabora: El Mucbil Pollo, que es un enorme tamal relleno de un exquisito guisado de carne de pavo o pollo y cerdo, o, solamente de masa de maíz mezclado con un frijol local llamado X'pelón, muy sencillo pero a la vez delicioso. Cabe mencionar que este platillo se hace al horno bajo tierra. El Mucbil Pollo viaja por todo el país ya que los pedidos se hacen con muchas semanas de antelación y es distribuído, vía aérea, a familiares y personas que radican en el interior de México, incluso, en el extranjero.